Tú que levantas contra mí tu brazo
antes de hacerme daño mírame bien.
Soy el calor de tu hogar en las largas y frías noches de invierno.
Soy la sombra amiga que te protege contra los riesgos del sol.
Mis frutos sacian tu hambre y calman tu sed.
Soy la viga que soporta el techo de tu casa.
La tabla de que está hecha tu mesa, y la
cama donde duermes y descansas.
Soy el mango de tus útiles de trabajo
y la puerta de tu casa.
Cuando naces,
tu cuna es de mí madera y
cuando mueras, tú ataúd lo será también,
y te acompañaré al seno de la tierra.
Soy paño de bondad y flor de belleza.
Si me amas como merezco, defiendeme de los insensatos.
hazme respetar. Soy el árbol.
Domingo Faustino Sarmiento